Al parecer Disney ha cerrado con éxito [y de la mejor manera posible: pagando por ello] uno de los grandes problemas que había tenido en los últimos tiempos: el tema Pixar. Habiendo acordado un trato que superó los 7 billones de dólares, Disney se convertiría en el mayor accionista de Pixar, asegurando una plataforma estable de tecnología vanguardista para sus cortos y largometrajes animados. Debemos recordar que luego de que Pixar hubiese terminado su contrato, una vez finalizada la película de los Increíbles en 2004, no fue posible renegociar un contrato entre ambas compañías, debido a diferencias irreconciliables entre sus posturas. Debido a ello, Disney se quedó sin un estudio de animación que les permitiera seguir produciendos filmes por CGI [computer generated imagery]. Dada la decadencia por la que ha pasado Disney en lo referente a sus filmes clásicos (luego de haber sido un gigante en la entretención para niños, con pelis como The Lion King, Aladdin o The Beauty and the Beast) esto se convertía en una quasi sentencia de muerte, o en el mejor de los casos, una gran desventaja táctica frente a otros estudios como Blue Sky Studios (Ice Age, Robots) o Dreamworks (Shrek, Madagascar).
Sin duda que con esta toma de control, Disney vuelve al ruedo. Y como no quieren quedarse dormidos en los laureles, ya se ha anunciado el nombre del nuevo estudio: "Disney-Pixar", y el primer filme que será producido en colaboración: Ratatouille.
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